¡Ya es Martes Santo! Y ha amanecido un día radiante. Ya ha llegado el día más importante para nuestra Hermandad. Desde las 10 de la mañana la Capilla de Jesús cambiará su secular silencio por el bullicio de los hermanos y hermanas que estarán exornando el paso del Señor para que esta noche luzca con esplendor por las calles de Pozoblanco. El ir y venir constante de devotos y curiosos cambiará por unas horas el ritmo de la recoleta Capilla hasta que a eso de las dos de la tarde acabemos con los preparativos y, tras una íntima oración y una mirada cómplice a Jesús Nazareno esperando su aprobación a lo que hemos hecho, marchemos a casa a reponer fuerzas para volver en un rato a culminar el trabajo de todo un año.

Pero antes se producirá otro de esos momentos especiales, emotivos y entrañables que podemos vivir en nuestra Hermandad. Será a las cuatro de la tarde cuando se abran las puertas de la Capilla y los hermanos residentes en la «Santa Casa» recen ante el paso del Señor y le manifiesten en voz alta sus más íntimos sentimientos y emociones.

Cuando a las seis de la tarde acabe este acto ya habrá algún nazareno de «la soga» esperando que den las siete y media para que se abra la puerta que da a la calle Benedicto XV y poder hacer la Estación de Penitencia en el sitio más cercano a Jesús. Y a las nueve y cuarto llegará el momento más esperado del año: el portón de la Capilla se abrirá para dar inicio a nuestro desfile procesional y llevar a Jesús Nazareno por las calles de nuestro pueblo para recibir las miradas y las plegarias de cuantos estén contemplando su paso.

Cuando acabo de escribir esto ha empezado a nublarse.