El Hermano Mayor de nuestra Hermandad, acompañado de su familia, vistió ayer al Señor con la túnica que lucirá en los cultos que comenzamos esta misma noche. Se renovó, así, la tradición en un acto sencillo pero de una gran espiritualidad que nos hace sentir la cercanía de Jesús y aflorar emociones y sentimientos que sólo se pueden expresar con la gratitud del que le profesa una intensa y viva devoción.
Sin duda es éste un acto inolvidable para el Hermano Mayor y su familia así como para todos los que tenemos la oportunidad de ser testigos de uno de los momentos más bellos que podemos vivir en nuestra Hermandad.
Agradezco a nuestro Hermano Mayor la humildad de sus palabras, es, de esa generación de «hermanos de Jesús» que viven y sienten la tradición como algo grande, pero por encima de todo está su devoción y amor a Jesús y a su «Santa Casa».
Gracias familia Leal Calero por vuestro compromiso y vuestro cariño, hermanos cofrades como vosotros son los que hacen Hermandad.
Gracias a Rafa Muñoz por haberse impregnado tan rápidamente del espíritu de los «hermanos costaleros» de los «hermanos de Jesús», testimonios como el tuyo nos hacen mucha falta en estos días. Gracias hermano.
Como hermano costalero, ayer tuve el honor, la enorme satisfación, y porque no, la suerte, de poder asistir a este memorable acto y tengo que decir, que fue algo muy fuerte para mí, algo que no olvidaré mientras viva. La emoción me desbordó en algunos momentos solemnes del mismo y en otros, me acordé de aquellos que ya no están aquí, pero sobre todo, eché de menos a mí lado a la familia, el poder compartir este emotivo momento con mi mujer, mis hijos, con mi madre.
Desde que entré el año pasado en la cuadrilla de costaleros todo hasta ahora han sido grandes emociones. El hacer la estación de penitencia el Martes Santo compartiendo trabajaderas con mis otros compañeros ya supuso algo especial para mí. El sentir que a Nuestro Padre Jesús lo llevaba sobre mis hombros, ese «sufrimiento» nada comparable a la Cruz que Él tuvo que soportar, esa alegría en la entrada al Templo por reconocer el trabajo bien hecho por parte de todos y que allí mismo no me pude reprimir el derramar unas lagrimas de emoción, de alegría, de GRACIAS múltiples por todo lo que hace por nosotros.
Y este año, sin esperarlo, ya que es el segundo que estoy como costalero y además estaba de suplente de otros compañeros que iban a asistir, me encuentro con la llamada de mi Capataz que me brinda la enorme oportunidad de poder compartir con otros pocos privilegiados, este sencillo y bello acto. No pensaría que me fuera a tocar tan pronto, por eso doy si cabe muchas más GRACIAS a Nuestro Señor el haberme elegido.
Desde aquí, mi más sincero agradecimiento a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, a su Junta de Gobierno, a las hermanas del Santo Hospital y a todos los cofrades y hermanos que viven en el Amor, la Esperanza y la Misericordia de Nuestro Señor.
GRACIAS PADRE NUESTRO POR CUIDAR DE NOSOTROS Y GUIANOS CON TU LUZ POR EL BUEN CAMINO.