«La fiesta de Todos los Santos que celebramos hoy nos recuerda que la meta de nuestra existencia no es la muerte, ¡es el Paraíso! Los santos, los amigos de Dios, nos aseguran que esta promesa no defrauda». (Papa Francisco).

[…] <<Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo>>.

ORACIÓN: Señor, rico en Misericordia, los santos vienen hoy a testimoniar la verdad de las bienaventuranzas: fueron dichosos en la tierra, en medio de sufrimientos; y son plenamente felices en el cielo. ¡Tú me llamas a ser santo! ¡Qué un día me cuente entre ellos: qué comparta con ellos la gloria, ya que en esta vida comparto la fe! Amén.