Después de estas cosas, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero en secreto por miedo a los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo permitió. Entonces fue y se llevó el cuerpo de Jesús. Y vino también Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, trayendo un compuesto de mirra y de aloes, como cien libras. Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con especias, como es costumbre sepultar entre los judíos. Y en aquel lugar donde había sido crucificado, había un huerto; y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no se había puesto a nadie. Allí, pues, por causa de la preparación de la Pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.
SEMANA SANTA 2017: VIERNES SANTO, SANTO ENTIERRO
