En este año tan excepcional desde prácticamente sus inicios, en el que a tantas pruebas nos estamos teniendo que enfrentar, nada es como debía ser. Hemos perdido vidas y vida. Hemos dejado de hacer lo que nuestras rutinas nos tienen acostumbrados. Se nos ha pasado una primavera, un verano, un otoño sin vivir tantas y tantas cosas, importantes o accesorias, que entraban en nuestros planes. Se nos ha echado encima el invierno y, con él, la Navidad y, prácticamente, sólo nos preocupa el que no podamos disfrutar estas fechas como lo veníamos haciendo siempre. Sin duda, quienes mantienen esta última actitud lo hacen desde el olvido, cuando no el desprecio, al verdadero sentido de la Navidad y al verdadero motivo de la celebración de estas fiestas: el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo.
En nuestra Hermandad no queremos olvidarnos de eso ni de las personas con las que compartimos uno de los actos más entrañables, gratificantes y emotivos de los que realizamos a lo largo del año. Y es que, como mandan las circunstancias, no vamos a poder celebrar con los ancianos del Santo Hospital la tradicional Fiesta de Navidad y Reyes que teníamos programada desde hace tiempo. Sin embargo, eso no es óbice para que nos reunamos en y como Hermandad para pedir por ellos a Jesús Nazareno recién nacido en la misa que tendrá lugar en su Capilla el próximo sábado, día 26, a las 10’30 de la mañana, acto al que estamos convocados todos los Hermanos de Jesús.
Tampoco los Reyes Magos pasarán de largo para ellos. Sabemos de muy buena tinta que la Hermandad les ha escrito una carta pidiéndoles que les traigan su regalo, como todos los años, y Sus Majestades nos han hecho llegar que se lo entregarán de la manera que mejor convenga a la situación que vivimos. Poner una sonrisa en la cara de quien más lo necesita es una forma preciosa y perfecta de celebrar el nacimiento de Jesús. ¿No creen?