Con el tiempo justo para cambiarse de ropa nada más acabar el Triduo, los Hermanos Costaleros vistieron faja y costal para afrontar el último ensayo de este año. Con el corazón puesto ya en el próximo Martes Santo, recorrieron las últimas chicotás del itinerario que les llevará a su día grande, al día en que llenos de devoción y orgullo pasearán al Rey Nazareno por las calles de Pozoblanco transmitiendo a quienes le contemplan esa paz, esa serenidad en el dolor que desprende su sagrada figura y que transforma el bullicio en fervoroso silencio, arrancando oraciones de corazones recios y lágrimas de fe de los que a su encuentro salieron.

El trabajo ya está hecho, sólo falta una larguísima semana para enseñarlo a su pueblo. Quiera Dios que todos podamos verlo bajo el palio estrellado del cielo.

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