La familia costalera de nuestra Hermandad volvió a reunirse en la noche del viernes pasado para realizar la «igualá» y lo hizo, como no podía ser de otra forma, ante la venerada Imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno en cuyas manos pusieron su trabajo y a quien se encomendaron al inicio de esta nueva andadura que les llevará hasta el anhelado Martes Santo. Tras la bienvenida del capataz, D. Juan Antonio Torres, en ausencia del consiliario que asistía a la asamblea general de la cofradía del Silencio que se celebraba a la misma hora, nos dirigió unas palabras resaltando que lo que llevamos sobre nuestros hombros no es un simple trozo de madera bendecido sino que es al mismo Jesús a quien llevamos y que el trabajo del costalero debe servir para dar testimonio de fe y de servicio a los demás.

Después de leer todos juntos la oración del costalero, volvió a tomar la palabra el capataz, Francisco Ramírez, quien agradeció la presencia de D. Juan Antonio, de la Hermana Mayor y de gran parte de la Junta de Gobierno de la Hermandad; presentó a los nuevos costaleros, cuatro, que se han incorporado a la cuadrilla y destacó otras cuatro reincorporaciones de costaleros que han vuelto después de estar algún tiempo ausentes por distintos motivos. Manifestó su alegría porque la familia costalera siga aumentando y dio las gracias de una manera especial a las mujeres y los hijos, muchas y muchos de ellos presentes en el acto, de los hermanos costaleros.

Después de anunciar la banda que acompañará el caminar de Jesús el próximo Martes Santo, de concretar alguna cuestión sobre los ensayos, entre otras la realización de un paso para éstos -informaremos al respecto en una nueva entrada-, dio la palabra al presidente, Ángel María López Castilla, quien manifestó el orgullo que siente la Hermandad por su cuadrilla y su alegría por pertenecer a ella así como por las nuevas incorporaciones; dijo también que el compromiso del costalero debe ser con Nuestro Padre Jesús y que la salud y la fuerza de la cuadrilla será mayor cuanto más hagamos de ésta una auténtica familia unida por la devoción que le profesamos.

El acto terminó con una oración pidiendo por todos los enfermos, en especial por los más cercanos de la Hermandad y la propia cuadrilla, y por todos los que nos han precedido y nos han legado la fe y el amor a Jesús Nazareno. Después de hacernos una foto de familia, y una vez hechas las mediciones oportunas, pasamos al local donde está guardado el paso para los ensayos y, finalmente, compartimos todos juntos, un rato de convivencia en la Casa de Hermandad mientras degustábamos unas magníficas viandas, entre ellas el ya acostumbrado lechón, preparadas por los propios componentes de la cuadrilla. Aquí les dejamos un amplio reportaje fotográfico de esta moche de «igualá».

IGUALÁ 13-1-2017