En el bienio 2005-2006, la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno celebró los cuatrocientos años de su fundación convencidos de que, por sí sola, dicha efeméride era lo suficientemente importante como para justificar su conmemoración y también conscientes de que el inmenso valor espiritual, cultural, histórico o sentimental que representaba -y representa- Jesús Nazareno para Pozoblanco trasciende a la propia Hermandad. Por ello se consideró que todo lo que se hiciera para celebrarlo merecía estar a la altura de ese valor y, consecuentemente, la Hermandad se obligó a dar el mayor realce posible a este IV Centenario con la intención de que quedara para el recuerdo de los que lo vivieron y como punto de referencia para generaciones venideras.

A tal fin, en 2002 se creó la Comisión Organizadora que se encargó de preparar los numerosos actos que empezaron a celebrarse en enero de 2005 y que culminaron pasada la Pascua de 2006. Dicha Comisión estuvo formada por algunos miembros de la Junta de Gobierno de entonces, por varios Hermanos de Jesús y, también, por personas ajenas a la Hermandad.

Los objetivos que se impuso la Comisión fueron:

  • Celebrar la pervivencia de la Hermandad tras cuatrocientos años de historia.
  • Seguir cumpliendo el primer fin que señalan las Constituciones, que no es otro que fomentar la devoción a Jesús Nazareno.
  • Profundizar en el conocimiento de la historia de la propia Hermandad, aportando nuevos elementos al acervo cultural de Pozoblanco y de la comarca.
  • Estrechar lazos de amistad con las cofradías y hermandades que comparten la misma advocación así como con las existentes en nuestra localidad y comarca.
  • Ofrecer a los hermanos y hermanas cofrades y al pueblo en general la oportunidad de ser testigos de una serie de actos que difícilmente se repetirán y que, al mismo tiempo, han de servir de homenaje a todas y cada una de las personas que durante estos cuatrocientos años han hecho posible que nuestra Hermandad siga viva en la actualidad.
  • Estudiar las perspectivas de futuro que se vislumbran para las asociaciones de carácter religioso y, en la medida de lo posible, establecer las bases para que ese futuro permita celebrar nuevos y sucesivos centenarios.

Finalmente, la Comisión Organizadora manifestaba su deseo de que esta fiesta de la devoción a Nuestro Padre Jesús culminara con la mejor de las satisfacciones: que sirviera para afianzar nuestras raíces históricas y sentimentales y para extender aún más esa devoción de todo un pueblo a Jesús Nazareno.