La Semana Santa ha llegdo. Comienza el camino hacia la Pascua. Siete intensos días que al final se hacen cortos para tanto trabajo realizado durante el año. La preocupación por el tiempo. ¿Lloverá o no lloverá? Devoción y tradición. Catequesis en la calle. Sonidos, aromas, sensaciones, sentimientos a flor de piel. Espectáculo. Nazarenos, costaleros, músicos, participación. Fiesta. El pueblo se echa a la calle. ¿Por qué? ¿Para qué? Quisiéramos que fuera para celebrar la pasión, muerte y resurrección del Señor. Por devoción y con convicción. Desde la fe. Tras los pasos de Jesús según el Evangelio. En contra de nadie sino junto a todos los hermanos.
Mucho nos tememos que no sea así y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Démosle verdadero sentido a esta singular celebración o acabará por convertirse en un mero espectáculo de masas como otro cualquiera. Es responsabilidad de todos los que trabajamos o pertenecemos a nuestras hermandades y cofradías que esto no suceda.