“UNA CARTA DEL CIELO HA BAJADO UN ÁNGEL”
Hoy, Martes Santo, TÚ, SEÑOR, acostumbras a estar en tu “Paso” en el centro de tu íntima Capilla, entre nosotros, tus discípulos, que hoy te preguntamos ¿quién es el que te ha de traicionar? Y preguntándote, SEÑOR, ¿adónde vas? “Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde”, respondes. “Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará”. Y, en verdad, en verdad, nos manifiestas que no te neguemos. No. SEÑOR, no deseamos negarte. Pues, heredamos fielmente tu EVANGELIO, de TI y de quienes aprendieron tus enseñanzas, Maestro Bueno, de aquéllos que nos antecedieron en el curso de los tiempos, de nuestros Ancianos, elegidos tuyos, quienes hoy, en esta tarde del Martes Santo, acostumbran a mirarte en Oración, reunidos en torno a TI.
Hoy, esta tarde del Martes Santo, estás, JESÚS NAZARENO, entre nosotros, acompañándonos de otra manera. Nadie está físicamente en tu Capilla cerrada. El primer Jueves de Cuaresma, 27 de febrero, bajaste al Presbiterio enviándonos a través del Santo Padre el mensaje “En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios”. Y así, iniciamos la Cuaresma: la escucha y la aceptación de la Buena Noticia de tu Muerte y Resurrección. ¡Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo! ¡Perdona nuestras ofensas! Hoy, Martes Santo, TE miramos desde el interior de nuestra alma, desde el Altar iluminado de nuestras casas, que bendices cada día de tu PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN. Y así, también, rezamos hoy a MARÍA en su Mayor Dolor siguiéndote en el Camino de Redención y Esperanza… Como rezan hoy los Ancianos de este Santo Hospital, que guardáis con privilegio bajo Vuestro Amparo, procurándoles la Salud de cuerpo y alma pues sabéis que los necesitamos.
Hoy, Martes Santo, Padre Jesús Nazareno, no deseches las Oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades y líbranos de todo mal. Aquí estamos. TÚ nos has dicho: “Venid a mí, todos los que estáis cansados, yo os aliviaré”. AMÉN.