<<Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres>> dijo entonces Pitágoras

Hace unos días fuimos en busca de un amigo para invitarle a compartir la tarde con los Ancianos de Jesús Nazareno que él conoce bien, muy bien, porque es un Hermano de Jesús veterano y comprometido con su Hermandad, como Dios manda.  A fe que lo encontramos dispuesto una vez más.  Y Rafael Rodríguez Jiménez nos sorprendió.  A las cinco de la tarde llegó a la Santa Casa dispuesto y acompañado de su hermana Carmen, doña Carmen, como ella ha merecido ser nombrada por casi todos, pues son muchos los alumnos que ella ha educado y enseñado en las aulas a ser hombres y mujeres de bien.  De paz y de bien.  Y, también, es Hermana de Jesús Nazareno, por supuesto.  Paz y Bien.

De educación hemos hablado esta tarde. Digo hemos, porque todos lo hemos hecho, uno por uno.  De la educación y de la escuela de aquellos tiempos que eran los suyos, y de los maestros, de sus maestros. De lo que les enseñaban. De lo que aprendían. De cómo, dónde y en las condiciones que lo aprendían…  Sonrisas, entre sonrisas, risas, incluso…  Entre sonrisas y nostalgias de alguno de ellos… hemos reflexionado todos sobre el valor de la educación y sobre la importancia de ésta en las personas.

Gracias a la Hermana Iluminada y a Ismael Márquez, que quisieron acompañarnos.  Carmen y Rafael, gracias por la tarde de compañía y de conversación amena y participativa celebrada hoy en el salón grande porque en el de siempre se está instalando el Portal de Belén.  El próximo miércoles rendiremos homenaje a la Navidad en ciernes. Las panderetas y nuestra Alegría están dispuestas.