Excepcionalmente, como se ha dicho antes, celebramos la reunión del Grupo de Lectura un día después de su fecha habitual para recibir la visita del Padre Pedro Meca, que llegaba a Pozoblanco el jueves 29, unos minutos antes de asistir a la reunión prevista, acompañado de su amigo Pedro José Cabrera. ¡Mereció la pena esperarles!
«HUÉSPEDES DEL AIRE«: Podríamos titular este comentario, copiándole a Pedro José Cabrera el título de uno de sus libros de investigación sociológica, subtitulado: Sociología de las Personas sin Hogar en Madrid.
[…] <<Nos cobijaban techos, / menos que techos, nubes; / menos que nubes, cielos; / aún menos, aire, nada»>>. (P. Salinas. La voz a ti debida)
El Padre Pedro Meca es trabajador social desde 1977. Actualmente anima La Moquette, local social y lugar de encuentro en la noche parisina. Apuesta por las potencialidades de cada persona y el establecimiento de marcos de encuentro y relación entre excluidos y «excluyentes».
¿Quién duerme en la calle?.
«Pocas realidades humanas son tan viejas y tan nuevas, tan conocidas e ignoradas, tan próximas y a la vez tan lejanas como la pobreza severa y miserable de quienes no tienen siquiera un lugar en donde cobijarse». […] «La obstinada persistencia de la pobreza sin techo viene a ser una especie de maldición que, si bien en nuestras sociedades ricas es sufrida tan sólo por unos cuantos seres humanos, acaba siendo expresión y reflejo del nivel de indignidad moral y política en el que, de algún modo, todos nos vemos envueltos».
¿De quiénes hablamos cuando decimos «personas sin hogar»? ¿Cuántos son? ¿Por qué?
Ayer por la tarde recibimos del Padre Pedro Meca una lección práctica de amor al prójimo, según nos legó Jesús de Nazaret en su testimonio; de esperanza y de caridad bien entendida. Una lección práctica condimentada con sentido del humor e inteligencia que nos será difícil de olvidar a las personas mayores y menos mayores, algún niño había ayer también, que llenábamos el salón del «Hogar de Ancianos de Jesús Nazareno».
El Padre Pedro Meca, acompañado de su amigo Pedro José Cabrera, escribió ayer un poema inolvidable para combatir la soledad del ser humano. Gracias por ello a los dos.
[…] «Muchas otras cosas hizo Jesús, que, si se escribiesen una por una, creo que este mundo no podría contener los libros». (Juan, 21, 20-25)
«Prestando a la voz de la memoria los recursos estilísticos de una escritura adornada y elocuente, Antonio Enrique adopta, en este libro citado en el comentario anterior, los modos de aquel «discípulo amado» para compartir sus temblores sagrados y el peso de un destino que dos mil años después resulta tan enigmático como el primer día».
Gracias, también, por compartir con vosotros estos momentos necesarios de sentarse a leer, a hablar, sin prisa, en silencio, sin levantar la voz, y dándonos compañía.
Abrazos en Jesús Nazareno, a todos.
Allí estuve, escuchándole, reflexionando, aprendiendo, ¡nos queda tanto que aprender!. Llevas razón, Rafael M., sobre todo aprender de estos ejemplos de Amor y de Humildad, de actitudes cercanas a las del Evangelio, que, hoy por hoy, aquí no se prodigan mucho.
Dijo mucho este Padre comprometido con los Pobres, con los Solos y con los Sin Techo.
Yo había leído un libro, no hace muchos días antes de este encuentro, de un poeta, novelista y ensayista: Antonio Enrique, titulado «El discípulo amado». Y, estando aún bajo los efectos de su lectura, me llamó poderosamente la atención la similitud entre el comentario del Padre Pedro sobre la resurrección de Jesús (Ieschua) y lo que yo había leído en este libro.
De cualquier manera, agradezco el aleccionador encuentro, y la tarde agradable en compañía de los Ancianos y de los que allí nos reunimos.
Solo pude estar un momento, pero nunca había oído una explicación tan impresionante y real como la que contó el Padre Pedro, («Padre de los sin techo») que le había transmitido una persona que vive en la calle de porqué el SEÑOR RESUCITÓ.
¡Cuánto nos queda que aprender!
Gracias Pedro José por seguir cerca de tu Hermandad, Gracias Padre Pedro por, generosamente, volver a Tu Casa, Gracias Padre Jesús por abrirnos nuevos caminos y darnos más luz.