La cita de esta tarde de lectura ha sido un pensamiento de Epicuro de Samos: <<No ha de ser dichoso el joven, sino el viejo que ha vivido una hermosa vida>>
Nos alegrábamos esta tarde fría de invierno de hacerles compañía al calor agradable de la Santa Casa que confortaba el cuerpo y procuraba que nos despojásemos pronto de las prendas de abrigo y de los guantes. Calentamos pronto nuestras manos y los sentimientos que nos mueven a acudir a la Casa a estar con Ellos. Más que nunca nos sentíamos felices de verlos allí sentados, esperándonos, tranquilos y calentitos.
Unos versos de W. B. Yeats acudieron pronto a nuestros labios:
<<Cuando estés vieja y gris y soñolienta, y cabeceando junto al fuego, toma este libro, léelo lentamente y sueña con la suave mirada y las sombras profundas que antes tenían tus ojos… Cuántos amaron tus momentos de alegre gracia y con falso amor o de verdad amaron tu belleza… E inclinándote junto al resplandor de los leños murmures, un poco triste, cómo huyó el Amor y se fue por sobre las montañas y escondió su rostro entre una multitud de estrellas>>.
Ayer se comentaba en este Blog la necesidad del Voluntariado. A dónde irán los besos que no damos, que guardamos. Dónde se va ese abrazo, si no llegas nunca a darlo, cantaba Víctor Manuel. Esta tarde nos han acompañado en la Santa Casa, Antonio Ballesteros y su esposa, amables voluntarios que respondieron a nuestra llamada para entablar una nostálgica conversación, al calor de una imaginaria lumbre, mejor «candela», como se dice aquí, sobre una de nuestras costumbres más enraizadas: el día de la matanza, que constituía, y constituye, una gran fiesta familiar, un acontecimiento de intenso contenido de relación social y de convivencia. En la víspera del gran día se ponía, y se pone, en movimiento la complicada maquinaria de la matanza casera: salían a relucir los brillantes calderos de cobre, las monumentales trébedes, la pesada banqueta, la artesa, y los siniestros cuchillos. Todos queríamos hablar del tema casi a la vez porque todos teníamos estos recuerdos a flor de piel. ¡Qué bien se están curando hoy los jamones, con este frío!
Gracias a todos por estar aquí.