R e c u p e r a n d o c o s t u m b r e s y s o n r i s a s
<<Nos sentamos grandes y chicos en corro junto a la candela, desplumando los hombres las perdices y preparando el refrito del arroz las mujeres. Mi hija mayor me recordó que tenía pendiente una historia que contar; reclamé silencio para ello y, con cierta timidez al principio, relató a sus amigas el siguiente: «Cuento del niño Manolito»>>.
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Queremos agradecerte sinceramente la lectura amena de tus «CUENTOS PARA LEER EN LA SIERRA» que ha propiciado la conversación posterior, las sonrisas, incluida la tuya, Luis Gonzalo; y las risas de los Ancianos, también las tuyas. Tú has salido esta tarde del Santo Hospital con el corazón henchido de satisfacción. A Ellos se lo has dejado latiendo al ritmo de la alegría y de la añoranza feliz de otros días de sus vidas… Y latiéndole al ritmo de su agradecimiento se han despedido de ti hasta la próxima vez que quieras volver a estar con Ellos, y leerles y contarles, dejando, sabiamente, que Ellos también te cuenten, y recuerden, como esta tarde entre palabras, costumbres y risas…
A nosotros nos gusta tu Literatura, Luis Gonzalo. Y nos gusta oírtela leer en voz alta porque vemos y vivimos, también, contigo los paisajes de nuestra Sierra Morena, y los paisanajes, la flora y la fauna…
<<… un rayito de sol asomó entre las nubes, que al poco dejaron de descargar agua, dando paso a una fresca pero agradable mañana que al fin nos permitió a todos pasear por aquellos incomparables paisajes, cuya paz trascendió a nuestras almas>>.
Todos los miercoles hay algo especial que contar, porque todas las tardes son diferentes.
Los amigos que nos visitan acuden con todo cariño a estar ahí, con nuestros ancianos, en el Salón de lectura para compartir algo más que cuentos ó poesias. Nos transmiten su saber, experiencia … vivencias… y nuestros mayores se vuelcan, totalmente receptivos a escuchar y compartir cuando se les da la palabra.
Gracias, Luis Gonzalo por la intensa y bien aprovechada tarde de ayer.
Queridos amigos:
Muchas gracias por el inmerecido comentario. Para mí es un placer impagable tener la oportunidad de compartir con nuestros mayores un rato de sus vivencias, lejos de las prisas y preocupaciones que de continuo nos atosigan. Mucho aprendí ayer de las personas que me prestaron su cariño, su atención y su sabiduría.
Un abrazo a todos. Luis-GonzaloBalnco Domínguez.