USOS Y COSTUMBRES DE MI TIERRA: «LA MATANZA».
ANTES DE LOS MATALOTAJES…
… El corazón perseverante de Trinidad Fernández había aderezado, previamente, los sentimientos de sus primos queridos Loren y Puri, un matrimonio bien avenido, y dispuesto a remangarse ante la artesa de la buena voluntad de las personas que aprecian la solidaridad practicándola: esta tarde con los Ancianos de Jesús Nazareno. Antes aún de los matalotajes, ellos habían implicado a José, fraternal, quien iba y venía, atento, acarreando la leña para alimentar bien la candela de los usos y costumbres de nuestra Tierra, donde todos íbamos a participar alegrándonos.
DESPUÉS DE LOS MATALOTAJES… sacrificamos los recuerdos de los días pasados y de los trabajos en el campo; y santificamos el tiempo vivido y convivido con los mayores y niños, padres y madres, tías, amigos, primos y vecinas en torno a un ritual ancestral heredado que nos purificaba como el fuego.
LUEGO… todo está limpio y las faenas concluidas. ENTONCES… se inician la recompensa a los esfuerzos realizados; la rienda suelta a los paladares más exquisitos… Y, por supuesto, los agradecimientos a las personas y el reconocimiento a su perseverancia. Les dicen los Ancianos de Jesús Nazareno: ¡Qué Dios os lo pague, que es más que gracias!
Cuando la verdadera «hermandad» , no sólo se exhibe y se muestra, sino que además se ejerce y se demuestra, pasa lo que pasa, cosas como ésta.
Hermosas palabras de crónica, -y de corazón-, para quien se brinda y ofrece a devolver parte de lo mucho recibido. Nuestros mayores nos brindaron y nos brindan, entre otras muchas, el sabor y el valor de los «matalotajes» de nuestra cultura y tradición. Menuda herencia. Menuda deuda. Ajustemos cuentas, aunque sea muy de cuando en cuando. Felicidades Hermandad. Felicidades «hermanos».
¡Cómo se puede decir y escribir tan bien!. Verdaderamente el Padre Jesús tiene que estar presente entre vosotros: los ancianos y los voluntarios.
Gracias por compartir estas tardes con los que no podemos estar.
Qué obra más maravillosa acercar las costumbres y tradiciones de la tierra a quienes ya no pueden vivirlas del mismo modo que los conferenciantes de esta charla. Enhorabuena por el trabajo realizado. Imagino el entusiasmo de todas las personas que pudieron escucharla. Leyendo estas palabras más aun se anhela esa jornada en la que no pude estar presente.
Una vez más, enhorabuena!