En un tiempo tan excepcional como el que estamos viviendo desde hace ya un año, excepcional ha sido la fecha en la que hemos celebrado en nuestra Hermandad el acto de «echar» la Túnica al Señor. Dicta la costumbre y el Reglamento de Régimen Interno que se hará el día anterior al que comience el Triduo; no obstante, en esta ocasión no ha sido así ya que lo celebramos el pasado sábado, día 27.

En la intimidad de su Capilla, con los sentimientos a flor de piel, revivimos esta tradición en la que el Hermano o Hermana Mayor, acompañado de su familia, tiene el privilegio de vestir al Señor y limpiar su bendito rostro y manos. Después de un año en el que no pudimos llevar a cabo este rito por el confinamiento general, y echando de menos a Miguel García de Consuegra Ranchal, el Hermano Mayor a quien le habría correspondido hacerlo pero al que Jesús Nazareno quiso llevárselo a su lado antes de lo que nadie esperaba, fueron su madre, su esposa y su hermana las encargadas de cumplir esta tradición.

La presencia cercana del Padre Jesús y la fe que nos sustenta hicieron que Miguel estuviera presente en los corazones de todos los allí reunidos y que sus manos estuvieran en las de su madre, su esposa y su hermana cuando vistieron al Señor y le limpiaron su bendito rostro y manos. Y al final dimos gracias al Señor por Miguel, por lo que nos da cada día y por habernos permitido vivir este encuentro con Él.