Después de la intensa y larga jornada del Martes Santo, el Miércoles Santo fue un día de relativo descanso aunque no faltó el trabajo ya que, por la tarde, se procedió a quitar las flores de nuestro paso procesional y, posteriormente, a trasladar la Bendita Imagen de Jesús Nazareno al paso de la Cofradía de Soldados Romanos y Penitentes, en un momento que nos gustaría no se produjera porque hubiera una sola procesión, un solo paso y una sola cofradía, como en su día propuso nuestra Hermandad a la Cofradía de Soldados Romanos, aunque la respuesta a dicha propuesta está a la vista. Ya por la noche, una representación de la Hermandad con bandera recibía a la del Stmo. Cristo de la Caridad a su paso por nuestra sede donde se rezó la segunda estación del Vía Crucis.

El Jueves Santo es otro de los días importantes para la Hermandad no en vano se rememora uno de sus actos históricos como es el de «servir» la comida a los ancianos por el Hermano Mayor, su familia y la Junta de Gobierno y así se hizo cumpliendo la antigua tradición. Antes, los Hermanos Costaleros habían trasladado el paso procesional a la cochera donde se guarda.

Por la tarde, participamos junto a las Hermanas Hospitalarias y la Cofradía de Soldados Romanos en el primer día del Triduo Pascual en el que celebramos la Pasión del Señor y, ya entrada la noche, volvíamos a citarnos en la sede de la Hermandad para recibir a la Cofradía Salesiana del Stmo. Cristo del Perdón y Nuestra Sra. de la Amargura en la conmemoración del setenta y cinco aniversario de su fundación.

ECOS DE LA SEMANA SANTA 2017 (III)