Y amaneció un Martes Santo radiante de luz y de sol. Desde bien temprano, la sede, la Casa Hermandad y la Capilla del Santo Hospital tenían un incesante trasiego de Hermanos, afanándose unos en preparar los enseres y símbolos que componen el guión procesional, otros en hacer bocadillos, otros más que llegaban a comprar su cirio para acompañar a Jesús Nazareno; en fin, todos trabajando con el mismo objetivo para conseguir que Nuestro Padre Jesús saliera a las calles de Pozoblanco con la dignidad y el respeto que se merece.

Unos minutos pasaban de las doce del mediodía cuando se abría la Capilla para que Hermanos, devotos y cuantas personas quisieron hacerlo pudieran visitar a Jesús con todo ya dispuesto esperando el inicio de la Estación de Penitencia.

Pero antes, desde las cuatro y media hasta las seis de la tarde, teníamos la ocasión de compartir unos intensos, emotivos y entrañables momentos de oración junto a los ancianos del Santo Hospital en un acto que, para muchos, es el que encierra un mayor valor de todos cuantos nuestra Hermandad tiene en Semana Santa. Junta de Gobierno, varios Hermanos Mayores, -la actual y algunos de años anteriores-, Hermanas Hospitalarias, costaleros, Hermanos de Jesús y devotos se dieron cita ante la Bendita Imagen de Jesús para acompañar a nuestros mayores en estos momentos. Mención especial para el Coro del Centro de Día de Mayores que, generosamente, quiso sumarse con sus canciones a este acto.

Miradas de agradecimiento, otras implorando consuelo, lágrimas que empañaban los ojos de muchos de los asistentes, emociones, sentimientos, oraciones sinceras y espontáneas de nuestros mayores, y de no tan mayores, que nos ponían un nudo en la garganta, nos mostraban cuán grande es la devoción que sienten por Jesús Nazareno y nos manifestaban el agradecimiento que todos debemos tener hacia nuestros antepasados por enseñarnos esa devoción y dejarnos tan maravilloso legado.

A las siete de la tarde se abría la puerta del «Cuadro» para empezar a recibir a los Hermanos que no habían recogido su papeleta de sitio en los días señalados para ello. Poco a poco, la Capilla se fue llenando. En otras dependencias de la Santa Casa se preparaban los costaleros, se vestían los acólitos o se entregaban los enseres y atributos. La Banda de Cornetas y Tambores Nuestro Padre Jesús del Gran Poder de Coria del Río, por su parte, recogía al Presidente y a la Hermana Mayor en sus domicilios y la comitiva llegaba a la iglesia a eso de las ocho y media con el tiempo justo para empezar la Celebración de la Palabra. Una vez finalizada ésta, y después de que el Presidente diera las recomendaciones oportunas deseando una feliz Estación de Penitencia, el vetusto portón de la Capilla se abría puntualmente para que diera comienzo el desfile procesional de nuestra Hermandad.

La abarrotada Plaza de la Iglesia esperaba expectante la salida de Nuestro Padre Jesús y la bulla se convertía en silencio cuando Jesús aparecía por la puerta de su Capilla. Un cortejo formado por alrededor de ochocientas personas acompañaban a Jesús Nazareno llevado con elegancia y sobriedad por sus Hermanos Costaleros. El recorrido por la Plaza de la Iglesia, como por el resto del itinerario, nos dejaba imágenes espectaculares con la luna llena en todo su esplendor mirando desde el cielo. Cuántos sentimientos revividos, cuántas oraciones, cuántas miradas llenas de devoción al paso de Jesús Nazareno.

Una representación con hábito de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Córdoba y el relicario del Beato Cristóbal de Santa Catalina eran las novedades de un cortejo que recorría a buen ritmo las calles del itinerario, adelantándose incluso a la hora prevista para entrar en Carrera Oficial. Chicotá a chicotá, marcha a marcha, Jesús se iba acercando de nuevo a su Capilla portado majestuosamente por sus Costaleros. Parada obligada en la puerta antigua del Santo Hospital, entrada en Santa Catalina donde nos esperaban las Juntas de Gobierno de las cofradías de la Virgen de los Dolores, ante cuya Imagen se rezaba una oración, de la Caridad y del Resucitado, a las que agradecemos su presencia en este momento, y vuelta a la Plaza, abarrotada otra vez, para que Jesús pasara entre sus Hermanos antes de entrar en su templo, descansando el paso a las 1’15 horas.

La oración de acción de gracias hecha por el Presidente y el merecido refrigerio en la Casa de Hermandad ponían fin a una intensa jornada de Martes Santo de nuevo especial y única en la que Jesús Nazareno volvió a reinar en las calles de Pozoblanco.

Martes Santo 2017 Hdad. Jesús Nazareno