El jueves, 7 de enero, a primera hora de la mañana, una vez que el día anterior se había desalojado todo el mobiliario, daban comienzo las obras en la Capilla de Jesús. Los primeros que entraban eran albañiles y pintores y, poco después de las nueve, no sin dificultad, entraba la grúa que ha permitido trabajar en las partes más altas del templo. Los pintores empezaban con la Capilla del Sagrario y el coro mientras los albañiles se dedicaban a tapar las grietas aparecidas en los cabeceros y en el centro de las vigas así como en otras zonas de las paredes y el techo.

El primer, y casi único, imprevisto apareció cuando se acercaron a la cúpula del retablo y descubrieron que estaba plagada de grietas que el polvo acumulado y la distancia ocultaban a la vista de cualquiera que la mirara desde abajo. Naturalmente, además de su limpieza, hubo de afrontarse su reparación para lo que se contactó rápidamente con quien pudiera hacerla. En estos primeros días también se desmontaba la lámpara aceitera que era depositada en la sala de reuniones de nuestra Hermandad donde el equipo de priostía procedería a limpiarla.

En la semana del 11 al 15 los albañiles terminaban sus trabajos, entraban los pulidores y los pintores avanzaban en sus tareas. Mientras, se limpiaban los altares de la Virgen de Fátima y San Cayetano, las imágenes que acompañan a éste, las de San Francisco y la Inmaculada y las estaciones del Vía Crucis. También se desmontaban los apliques de iluminación de la Capilla para su posterior pintado y. en la Casa de Hermandad, se limpiaban los cuadros y se consolidaban sus respectivos marcos.

En la siguiente semana, del 18 al 22, pulidores y pintores seguían con sus trabajos terminando estos últimos el viernes 22 con el barnizado de la cancela interior de la Capilla. Por las tardes, cuando la grúa quedaba libre al concluir la jornada de los pintores, un ebanista procedía a colocar chirlatas en las grietas de la cúpula del retablo, a su retundido y enmasillado dejándolas preparadas para que posteriormente se pudieran pintar.

La última semana de obras, del 25 al 29, se aprovechaba para limpiar la celosía del Coro y el Camarín, se retocaban algunos desperfectos en la pintura de la pared frontal del presbiterio, se sustituía uno de los focos cuyo soporte se había roto mientras se limpiaba, se pintaban las piezas arregladas en la cúpula del retablo, se cambiaba el cableado eléctrico tanto del altar como del ambón ya que se había detectado que no estaban en buenas condiciones, se colocaba de nuevo la lámpara aceitera y los dos cuadros más grandes y pesados de los que adornan el templo. Por fin, la grúa era sacada el miércoles, día 27, con lo que los pulidores ya podían trabajar sobre el espacio que había ocupado y concluir con el abrillantado. Así fue y el viernes 29, a eso de las 18’35 horas, acababan de sacar sus últimos útiles y máquinas quedando la Capilla preparada para reponer todas las cosas a su sitio y volver a abrir sus puertas. Pero esto lo contaremos en una nueva entrada.

Aquí les dejamos un amplio reportaje fotográfico sobre el desarrollo de los trabajos.