La fiesta del Corpus Christi volvió a celebrarse con toda solemnidad aunque, este año, obligados por las circunstancias sanitarias, tuvo que ser en el interior de nuestra parroquia. No hubo procesión ni altares en la calle pero sí pudimos dar testimonio de ser fieles seguidores de Jesús Sacramentado compartiendo la Eucaristía y los turnos de vela así como el Triduo de preparación.
Igualmente, como habíamos anunciado, instalamos un altar dentro del templo, justo en la conocida como «Puerta del Santísimo», desde donde nuestro párroco y consiliario dio la bendición hacia el exterior de la iglesia simbolizando que bendecía a todo el pueblo.