Aquí he instalado la mesa, la cómoda silla y el libro para combatir los calores rigurosos del estío, que son menos bajo su sombra fresca, alimentada por el airecillo que circula entre sus ramas añosas de las que cuelga el columpio de los niños. Es por la mañana temprano. Y cerca canta el gallo. Y, más allá, las ovejas, que salen del redil balan. El pastor se despide de mí hasta el atardecer. Lleva a las ovejas a los verdes pastos junto al arroyo, que corre aún gracias a las lluvias generosas de la primavera en la Sierra.

A veces me gusta acompañarle y andar y hablar con él porque es viejo, sano, ágil, y sobre todo, porque sabe mucho de los misterios del firmamento, de observarlo tanto. Y yo aprendo de su sabiduría. Pero hoy he abierto otro libro, y he elegido quedarme bajo la sombra apetecible del árbol para adentrarme en la historia que cuenta.

«La seducción de los ángeles»: Un antídoto contra la soledad. Su autor es Juan Arias: periodista y escritor.

Yo, como el autor del libro, <<me he dejado seducir por el regreso de los ángeles con su carga de fascinación. En un mundo en el que parece prevalecer el Mal, la oscuridad del horror, el individualismo y el pragmatismo, renace la necesidad de creer en espíritus de luz, paradigmas de la bondad y del interés por nosotros a cambio de nada, solo por amor>>.

<<De una forma u otra, el hombre de nuestros días, agarrotado por el estrés y la depresión, siente la necesidad de apoyarse en los paradigmas más espirituales en busca de sosiego, en busca de otros valores que no sean los puramente materiales, como el amor por la naturaleza y por esos seres curiosos y afables, esos duendes buenos en quienes podamos confiar en las horas más negras, cuando nos azota el cierzo de la desesperanza>>.

<<Invisible y etéreo, con tu fuerza sostienes el peso del mundo. Con tu sombra de luz, alivias las noches de soledad>>.