El Miércoles Santo fue día para recoger los enseres y símbolos que habían estado expuestos en la Capilla de Jesús durante la jornada anterior y de ayudar a las Hermanas Hospitalarias a preparar el Monumento para los Santos Oficios del Jueves y Viernes Santo.

Llegado el Jueves, todos echamos de menos ese entrañable acto en el que la Hermana Mayor y su familia sirven la comida a los ancianos residentes en el Santo Hospital; no obstante, estos tuvieron un almuerzo especial ofrecido por ella como habían acordado con la Comunidad. Por la tarde participamos en los Santos Oficios celebrados en la Capilla cuya liturgia había sido preparada conjuntamente por las Vocalías de Cultos de nuestra Hermandad y de la Cofradía de Soldados Romanos y Penitentes.

El Viernes Santo, como es obligación señalada en nuestras Constituciones, el presidente y la Hermana Mayor asistieron, en representación de la Hermandad, al acto celebrado por la Cofradía de Soldados Romanos y, ya en la tarde, volvimos a participar en los Santos Oficios.

El Sábado Santo por la mañana nos dimos cita en la sede para recoger y guardar convenientemente los enseres utilizados durante la Cuaresma y Semana Santa y se procedió a cambiar la Túnica a Jesús poniéndole la que lucirá hasta los días previos a la fiesta del Beato Padre Cristóbal y por la tarde, el presidente representó a nuestra Hermandad en la Vigilia Pascual celebrada en la parroquia de Santa Catalina.

Por fin, el Domingo celebramos la Resurrección del Señor y, por la tarde, recogimos las colgaduras que adornaron la fachada de la antigua entrada al Santo Hospital durante toda la semana. Así pues, como decíamos al empezar el primer capítulo de esta crónica, ha sido una Semana Santa sin procesiones pero no han faltado los actos y los cultos en los que hemos estado presentes activamente como Hermandad.