Está claro que la Semana Santa de este año no ha sido como todos hubiéramos deseado; aun así, ha sido mejor que la del año pasado y, esperamos que la del año que viene mejore a la de este. Y ha sido mejor porque, aunque de nuevo sin procesiones, al menos hemos podido celebrar en nuestros respectivos templos y ante las Imágenes de nuestros Titulares los días de la Semana Mayor. En este sentido, no han faltado los cultos y las actividades a las que hemos tenido que asistir o que hemos organizado. En esta y en próximas entradas les dejaremos una crónica sucinta de cómo ha sido la Semana Santa 2021 para nuestra Hermandad.

El prólogo lo puso el Sábado de Pasión, día 27 de marzo, con el acto de «echar» la Túnica del que damos cuenta en una entrada anterior. Así inaugurábamos ocho intensos días vividos en torno a Jesús Nazareno y a los misterios de su Pasión, Muerte y Resurrección. El Domingo de Ramos asistíamos en la parroquia a la Solemne Eucaristía de la bendición de las palmas con una representación de la Hermandad encabezada por el presidente, Ángel María López Castilla, y la Hermana Mayor, Paqui Ranchal Molina, junto a otros miembros de la Junta de Gobierno y varios Hermanos de Jesús. El rito de la bendición de las palmas y ramos se hizo desde la parte trasera del templo parroquial y la procesión discurrió desde la puerta del Santísimo hasta el Altar Mayor.

Una vez concluida la Santa Misa, sendas representaciones de las Juntas de nuestra Hermandad y de la Cofradía de Soldados Romanos y Penitentes, junto a la Camarera del Señor, nos dirigimos a la Capilla del Santo Hospital para trasladar la Bendita Imagen de Jesús Nazareno desde el presbiterio, donde permanecía desde el primer jueves de Cuaresma, hasta su camarín tal como se nos había requerido por parte de la Superiora de la Comunidad con el fin de poner el Monumento Eucarístico del Jueves Santo en el lugar que ocupa Jesús durante la Cuaresma.

El Lunes Santo por la tarde volvíamos a la Capilla para prepararla adecuadamente de cara al Martes Santo. Así, delante del dosel se colocaba la Cruz de Guía junto a los faroles que la escoltan, y a ambos lados del altar, nuestra bandera, el Libro de las Constituciones y cinco báculos, entre ellos el del Hermano Mayor con un crespón negro en recuerdo de Miguel García de Consuegra Ranchal. Delante, el relicario del Beato Cristóbal de Santa Catalina. En los pasillos, los cuatro ciriales que habrían de servir para los turnos de vela tras la Misa de Hermandad. Quedó, así, todo dispuesto para celebrar nuestro día más importante del año.